WILLIAM LAYTON

 

William Layton nace en Osborne (Kansas) en 1.914. Es considerado uno de los mejores maestros de actuación que ha habido en España. Se matricula en la American Academy of Dramatic Arts, la escuela más reconocida y prestigiosa del Nueva York de entonces, de la que salieron actores como Katherine Hepburn, Grace Kelly, Kirk Douglas o Spencer Tracy.
 

Layton contacta con Lee Strasberg y también conoce a la persona que iba a ser su punto de referencia, Sanford Meisner. Layton asiste a sus clases en el Neighborhood Playhouse, fundada en 1.925, y considera ese periodo de formación como el más importante, el que le llevó a abrazar el "Método", en la línea concreta y especifica que Meisner enseñaba, tanto en el trabajo de actor como en el de profesor.  

 

El trabajo actoral de Layton se circunscribe a ciertas preguntas que desencadenan respuestas útiles al actor: ¿QUÉ SUCEDE EN LA ESCENA? ¿CÓMO SON LOS PERSONAJES? ¿POR QUÉ ACTÚAN ASÍ? ¿PARA QUÉ? Los actores han de tener en cuenta las circunstancias dadas, que motivan y hacen posible que suceda lo que ocurre en la escena, pero también el antecedente inmediato de lo que pasa en la escena. En esta dirección, Layton intenta avanzar en la creación de la situación imaginaria momento a momento, evitando la anticipación en la acción de los personajes, buscando qué es lo que necesita crearse en la escena para que esas palabras -y no otras- puedan darse en una situación. La meta es crear una situación orgánica sobre el escenario, esto es, que el actor pueda creer en ella y que el espectador pueda reconocerla como posible.

 

Layton se aleja de Lee Strasberg (no busca el recuerdo personal sino que sea la imaginación entrenada del propio actor la que cree las circunstancias) y de Meisner y Adler (proponiendo el autoconocimiento emocional). Distingue un superobjetivo de cada personaje en la obra, que es su espina dorsal, y un objetivo en cada escena. Entre los personajes se establecen distintas relaciones emocionales, contradictorias entre sí, que posibilitan que el actor no pueda anticipar y todo suceda en la situación imaginaria. A ello ayuda también la preparación de los distintos estados de ánimo, que colocan al personaje y al actor ocupado en otros aspectos  que no son los que tienen que suceder en el escenario.